Este concepto o modelo, propone además que las empresas, en lugar de operar y posicionarse dentro de una jerarquía, formen entre ellas redes en las que prime la cooperación; de esta forma, estando interconectadas, formando una cadena compleja, buscarán un propósito común y según esto, más eficiencia respecto al logro de sus metas y objetivos, estando en constante comunicación con sus proveedores y clientes, respecto a las expectativas, aportando recursos y sobretodo conocimiento.
Actos poco egoístas o individualistas, pero tampoco altruistas, sino precisamente buscando el beneficio, desarrollo y evolución de sus compañías a través de la denominada "cultura libre". El Internet es la herramienta por excelencia o por lo menos más común para que se den estos métodos de colaboración y acción colectiva, los cuales son sumamente indispensables para sobrevivir, pues yo necesito del otro y viceversa, otro necesita de mí, otros de éste y así sucesivamente se va generando una red en la que idealmente todos debemos compartir. Así mismo, no es aplicable sólo en el mercado, en los medios de comunicación, en los gobiernos, sino en la vida cotidiana, pues siempre estamos necesitando del otro y de mí necesitan otros tantos.
Pero entra entonces el dilema de la propiedad intelectual, pero hay que aceptar la idea de que el conocimiento no es para guardarlo para sí, sino para hacer de él un bien común y finalmente convertirlo en un legado cultural que perdure. Por lo tanto ya no se debe hablar de "propiedad intelectual", sino de "propiedad cultural". Sin embargo, como opinión personal, el concepto de 'propiedad intelectual' sí debe seguir teniendo vigencia, el reto está en cómo los gobiernos van a legislar de forma correcta para que estos modelos inminentes tengan validez y no se hable de robar conocimiento sino de usarlo, claro está de forma adecuada dando el debido reconocimiento a quien lo genere.
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